Las legiones han abandonado Britania y Roma ya es sólo un recuerdo, mientras las oleadas de sajones, bárbaros saqueadores que lo arrasan todo a su paso, se abaten incontenibles sobre las costas de la isla. Sólo un reducto de britanos, liderados por Ambrosio, siguen luchando por conservar las luces de Roma antes de que sean engullidas por las tinieblas de la barbarie.
Artos, el Oso, hijo ilegítimo de Utha, hermano de Ambrosio, está destinado a tomar el relevo de su tío. Para ello forma una caballería de élite, la Compañía, destinada a combatir las incursiones de sajones, escotos y pictos por toda Britania, iniciando una vida de luchas y batallas, que le llevarán a convertirse en el último emperador de una idea de justicia y libertad, destinada a hundirse en la oscuridad. Pero también vive la tragedia de verse seducido por Ygerna, que resulta ser su hermanastra y que a través del hijo que engendra, Medraut, querrá vengar las afrentas a su madre; y el amor imposible con Guenhumara, marcado por el peso de ese incesto y que acaba en la traición de Bedwyr, su mejor amigo, enamorado de la reina.
Desde su lecho de muerte, Artos recuerda su vida de batallas espectaculares y tragedias personales, consciente de que está a punto de entrar en la leyenda.
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ISBN: 978-84-15115-80-9
Páginas: 640
Tema: Literatura y ensayo
Colección: Histórica
Traducción: Francisco García Lorenzana
Formato: Rústica con solapas
Año de publicación: 2012
He leído este libro. Su lectura me ha resultado muy atractiva e instructiva, ya que desconocía la verdadera historia del rey Arturo, y la autora me ha situado perfectamente tanto en su persona, como en la Inglaterra de la época, y en la táctica militar que se empleaba. No obstante, quiero expresarles que el libro tiene muchos, muchísimos errores de escritura, tipo mezclar artículo masculino con nombre femenino, o poner en presente verbos que deberían estar en pasado, y errores similares. Tantos y tan frecuentes, que en un principio pensaba anotarlos, para remitirlos a ustedes, pero finalmente decidí decirles que casi no había hoja donde no encontrara errores. No es así, pero de veras, créanme cuando les digo que a veces me ponía muy nervioso, porque no me llevo bien con las cosas mal hechas. Pueden retirar si quieren este comentario. Reciban un cordial saludo.
Publicado viernes, 4 de abril de 2014 a las 10:16 (4108)